Fue colocado en su lugar.
De dónde habrá sacado Cobos la fantasía que haber traicionado primero al partido y luego a aquellos a los que traicionó iba a pasar así como así.
Al tipo lo usaron como un trapo, le hicieron creer que “pertenecía”, porque era un traidor “adentro”, alguien que molestaba, mientras se mantuviera en ese rol, la UCR no se pronunciaba, ni comentaba la situación y le daban palmaditas en la espalda.
A la hora de ponerse serios, por supuesto, pasó lo que todos los argentinos sabíamos menos Cobos, le dieron una patada en el traste y lo pusieron en su lugar. El ignoto lugar de los traidores.
Su propio partido le cerró las puertas, está todo dicho.
Lo más irónico son sus declaraciones, que pretenden ser excusas:”… Venimos trabajando desde hace mucho tiempo por lograr la reunificación”, da risa.
No hubo gestión en la que se haya involucrado que no haya generado precisamente lo contrario, separación, desequilibrio y palos en la rueda de cualquier actividad.
Lo usaron como un títere para oponerse, para ser la sombra de Cristina, y ahora recién se da cuenta que no era más que eso: un títere.
Señores, se ha hecho justicia, que el traidor muera en el ostracismo que se merece.
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